Era lunes, en los hogares de mi comunidad, las familias se disponían a llevar a sus pequeños hijos a la escuela, un enjambre de sueños se entrelazan en las cabezas de los pequeños, ilusiones que agolpadas, eran castradas por los gritos de padres, que al no saber que hacer ante las inclemencias del tiempo, gritan, humillan y culpan, "...apura a ese muchacho", "...Muévete, mira que ya es tarde...", "muévete animal", "...si llego tarde es por tu culpa", y la amenaza punzante, ..."Te voy a pegar". Cada palabra dicha por los padres queda grabada de por vida en le psique del niño, y lo deforma, lo castra. El menor, así aprende que el amor prodigado por los padres, es con gritos golpes, ofensas, y así la historia se repite generación tras generación y cada día tenemos una sociedad más enferma y carente de amor, y es por que no hemos sabido educar a nuestros niños pero si hemos sabido castrar ilusiones.
La solución a los problemas del mundo, dicen los expertos es política, sin embargo estoy convencido que no es así, siento que la gran solución está en la educación y la psicología, pero no esa educación formal de escuela y universidades donde enseñan a ser castradores de ilusiones, me refiero a la educación del hogar, y hemos de iniciar con los padres, somos cada uno de nosotros los que aceptando la responsabilidad de ser guías del futuro los que hemos de prepararnos, viajar hacia dentro de nosotros para conocer nuestras fortalezas y debilidades, la persona que se conoce se hace menos manipulable.
La educación no se inicia en la escuela, se inicia antes de la concepción, cuando el hombre y la mujer aceptan traer un ser a este mundo; esa energía de infinito amor y respeto va moldeando al nuevo ser, aun sin cuerpo físico y un día sucede el gran milagro, la unión de dos células, óvulo y espermatozoide y de allí en adelante, la risa, la amabilidad, los cuentos a la barriga se deben hacer presentes; es el amor de papá expresado sin limitaciones a la futura madre, es el suministro de incontables historias llenas de ilusión, confianza, fe, optimismo, es hacer sentir feliz a ese ser humano que se convierte en puerta de entrada a este mundo de una nueva vida.
Si, la educación se inicial en casa, en la casa humana de nuestro propio ser, en mirar un día al futuro y decir, "si hijo mio, ya te lleno de valores, ya te llené de amor, ahora vuela y se libre, yo te suelto"
Luis A. Cárdenas A.
Psicoterapeuta.
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